Teorias
20.04.2019
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DEBERES MORALES
DEL HOMBRE
CAPITULO PRIMERO De los deberes para con Dios.
- Basta dirigir una mirada al firmamento, o a cualquiera de las maravillas de la creación, y contemplar un instante los infinitos bienes y comodidades que nos ofrece la tierra, para concebir desde luego la sabiduría y grandeza de Dios y todo lo que debemos a su amor, a su bondad y a su misericordia.
- En efecto, ¿Quién sino Dios ha creado el mundo y lo gobierna? ¿Quién ha establecido y conserva ese orden inalterable con que atraviesa los tiempos la masa formidable y portentosa, del universo? ¿Quién vela incesantemente por nuestra felicidad y la de todos los objetos que nos son queridos en la tierra? y, por último, ¿quién sino EL puede ofrecernos y nos ofrece la dicha inmensa de la salvación eterna?
- Le somos, pues, deudores de todo nuestro amor, de toda nuestra gratitud, y de la más profunda adoración y obediencia; y en todas las situaciones de la vida estamos obligados a rendirle nuestros homenajes, y dirigirle nuestros ruegos fervorosos, para que nos haga merecedores de sus beneficios en el mundo, y de la gloria que reserva a nuestras virtudes en el Cielo.
Dios es el ser que reúne la inmensidad de la
grandeza y de la perfección; y nosotros, aunque criaturas suyas, y destinadas a
gozarle por toda una eternidad, somos unos seres muy humildes é imperfectos;
así es que nuestras alabanzas nada pueden añadir a sus soberanos atributos.
Pero El se complace en ellas y las recibe como un homenaje debido a la majestad
de su gloria, y como prendas de adoración y amor que